Luis Alberto Romero
El Sistema Nacional de Protección Civil reconoce
en Veracruz riesgos geológicos, hidrometeorológicos y sanitarios; en la entidad
pueden ocurrir inundaciones, sismos, frentes fríos, huracanes, ciclones,
heladas, sequías, deslizamientos, incendios forestales y fugas de sustancias
peligrosas, como los frecuentes derrames de hidrocarburo que ponen en riesgo a
la población que se ubica en las zonas petroleras, al igual que granizadas como
la ocurrida este domingo en la capital veracruzana.
Habría que destacar que en materia de control de
riesgos, la entidad ha sido ejemplo nacional; sin embargo, esta vez la
población no recibió una voz de alerta y nadie se preparó para un problema de
la magnitud del registrado el domingo, cuando pedazos de hielo de hasta 10
centímetros de diámetro destruyeron techos, láminas, ventanas e instalaciones
públicas. Hubo probablemente 10 mil casas y 3 mil autos dañados.
Lo que particularmente llamó la atención fue el
manejo de la información desde la Secretaría de Protección Civil del Gobierno
del Estado; apenas había cesado la lluvia y la granizada cuando dicha
dependencia, sin realizar un recorrido de supervisión en las colonias
afectadas, se apresuró a informar que no hubo daños tras dicho evento
meteorológico.
De inmediato, las redes sociales echaron abajo
la declaración oficial con la constancia fotográfica de las casas y los autos
dañados, al igual que las instalaciones de la Central de Abastos, la SEV y el
Registro Civil.
Enmendaron el error, luego de que
el gobernador del Estado, personalmente, realizó un recorrido por las colonias
que concentraron los mayores daños y anunció apoyos extraordinarios para los
damnificados.
Por la noche del
domingo y la madrugada del lunes, Protección Civil instaló albergues y realizó
un recorrido por las colonias Las Cruces, El Olmo, Las Trancas, Bugambilias y
Moctezuma, lo que tampoco dejó satisfechas a las familias afectadas, que
acusaron cierta predisposición de ese personal para sólo contar cristales y olvidarse
de los techos.
Llamó la atención también el apresurado anuncio
del ejecutivo estatal, en el sentido de que el gobierno veracruzano absorbería
el costo tanto de las afectaciones a las viviendas como de los daños a los
automóviles.
Al parecer, las autoridades no calcularon la
magnitud del problema, ni el costo que representa, en términos económicos, el
apoyo a los damnificados. Lo cierto es que fueron tantas las peticiones que las
líneas telefónicas quedaron saturadas.
Este lunes, en conferencia de prensa, el
diputado Uriel Flores Aguayo dijo algo importante: que urge un estudio de
cambio climático; que la población no fue alertada a tiempo; y que el gobierno
estatal debe, por un principio básico de humanidad y solidaridad, dar apoyo a
las familias pobres cuyas casas resultaron dañadas en sus techos, láminas y
cristales; sin embargo, no es una obligación el pago de parabrisas, medallones y daños a los vehículos.
De considerarse una obligación gubernamental la
reparación de los autos afectados, entonces también deberían responder, los
municipios, el estado y la federación, por los desperfectos que registran los
autos en las llantas y suspensiones como consecuencia de los incontables baches
en calles, avenidas y carreteras. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/
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