Luis Alberto Romero
Durante al menos dos décadas, el fenómeno de la migración ha
dejado a cientos de comunidades rurales veracruzanas abandonadas y con familias
desintegradas. Hay poblaciones en las que sólo viven ancianos, mujeres y niños,
porque los hombres, desde los 13 o 14 años, salen para buscar el empleo que
aquí se les ha negado.
Un caso que podríamos usar como ejemplo de la realidad del
sector rural de Veracruz es Atzalan, municipio ubicado en la zona montañosa,
muy cerca de Altotonga y Perote.
Se trata de un lugar muy pobre y marginado; tiene cerca de
50 mil habitantes, de los cuales 18 mil, casi el 37 por ciento, viven en
pobreza extrema. Encontramos aquí 18 comunidades en muy alta marginación. Por
otro lado, 152 de las 197 localidades, el 77 por ciento, son ubicadas en la
casilla de alta marginación.
Es un municipio pobre y marginado, a pesar de la riqueza que
generan los cítricos y el café en las zonas baja y media.
Sin embargo, en la parte alta, los habitantes de comunidades
como Tepeycan, Aguilera, Xontaxpan, Cerro de Barreras, Cruz Gorda, Cañada de
Castilla, Tepetzintla y Loma Alta viven una realidad que lo mismo incluye falta
de empleo que problemas para la manutención familiar.
Debido a ello, cada semana, dos autobuses salen de las
comunidades de la zona alta de Atzalan con destino a la frontera norte. Por
eso, en este municipio es difícil encontrar a una familia que no esté
relacionada con el fenómeno de la migración; también es complicado encontrar a
una familia que no esté ligada al tema de la pobreza.
Aquí, quienes se dedican al traslado de personas a los
Estados Unidos, los famosos polleros,
son personajes conocidos por todos y por algunos, incluso, apreciados. Hace
cinco años, en 2009, Aureo Ferra Hernández, quien se dedicó por mucho tiempo a
esta actividad, conocía tan bien su negocio y su territorio, que se perfilaba
como posible candidato del PRI a la presidencia municipal; ya había ocupado la
dirección de desarrollo social en el ayuntamiento y probablemente hubiera
llegado a la alcaldía de no ser porque en septiembre de ese año, una bala lo
privó de la vida cuando se encontraba en la comunidad de Napoala.
Pues bien, Atzalan es uno de los muchos municipios mexicanos
donde el desempleo, la pobreza y los altos niveles de marginación han disparado
el fenómeno migratorio por años.
El cambio en la tendencia radica en que hasta hace una
década, la migración era un tema casi exclusivo de las zonas rurales o
indígenas y de pequeños asentamientos; hoy, las ciudades veracruzanas también
expulsan mano de obra a los Estados Unidos; de hecho, Veracruz es la sexta
entidad del país en cuanto al número de migrantes. Se estima que más de 600 mil
veracruzanos trabajan en la Unión Americana.
Habría que agregar
que las remesas; es decir, los recursos que genera la mano de obra veracruzana
en los Estados Unidos, han contribuido a mejorar el nivel de vida en las
diferentes zonas expulsoras de migrantes, donde las oportunidades de empleo son
prácticamente inexistentes. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/
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