Luis Alberto Romero
Justo en el
puente vacacional de Semana Santa, el pasado jueves 17 de abril, el gobierno de
Veracruz y los concesionarios del transporte público pactaron un aumento a las
tarifas del servicio urbano de pasajeros.
El incremento fue de un peso en la tarifa general, que pasó de 8.00 a 9.00 pesos, y de 50 centavos
para estudiantes, personas con capacidades diferentes y tercera edad, que va 5.00
a 5.50.
Casi una semana después, este miércoles, la Secretaría de
Seguridad Pública del gobierno estatal oficializó el aumento al transporte, en
medio de las denuncias y las acciones de protesta
de grupos estudiantiles, que hablan de un golpe a la economía de las familias y
también de abusos de los conductores de las unidades del servicio público, que
aumentaron todavía más las tarifas autorizadas.
Por ello, la dependencia anunció la retención de 58 camiones
que violaron los precios acordados.
Desde hace dos años, los concesionarios del transporte han insistido en la necesidad de que
el gobierno veracruzano autorice el alza, argumentando que los precios de las
refacciones automotrices y de los combustibles suben prácticamente cada mes. No
les falta razón; sin embargo, esos aumentos en los insumos se registran en todo
el país; y no en todas las entidades, los gobiernos estatales han autorizado un
incremento a las tarifas.
En el ámbito nacional no podemos tomar como referencia al
Distrito Federal porque ahí el transporte cuenta con un subsidio público; sólo entre 2007 y 2012, la aportación
gubernamental fue de más de 47 mil millones de pesos para absorber el costo de
ese servicio, fundamental para que la población acceda a las escuelas, los
centros de trabajo y las oficinas de servicios.
En Campeche, hace unos días el gobierno estatal autorizó un
aumento al transporte para pasar de 5.50 a 7.00 pesos y de 3.50 a 4,00 en el
caso de los estudiantes.
En León, Guanajuato, también se registró un incremento en
días pasados, pero éste no afectó a los estudiantes ni a las personas con
discapacidad, que seguirán pagando 3.70.
En Yucatán también aumentó el pasaje en un peso a partir de
este mes. Algunas otras ciudades del país y estados, como Veracruz, hicieron lo propio pero en otras entidades, como Puebla,
se les ha negado a los transportistas la petición de incremento. De hecho, la
capital de ese estado es una de las que tienen las tarifas del transporte más
bajas del país; ahí el precio del pasaje es de 6.00 pesos; en Guadalajara es de
7.00; y en Querétaro, de 6.50.
Probablemente, la tarifa más alta sea la de Monterrey, que
va de 3.00 a 10.00 pesos, porque el servicio urbano cobra por distancia
recorrida. Hoy, con el nuevo aumento, Veracruz tendrá una de las tarifas más
altas de la República.
Aquí, una familia de dos estudiantes y un trabajador que
tiene un ingreso de un salario mínimo, de utilizar el servicio urbano, podría
destinar hasta 40 pesos diarios en transporte, entre boletos de ida y vuelta.
A ello se deben las
protestas de los universitarios que
no se sienten representados por la Confederación de Estudiantes del Estado,
cuyos supuestos líderes suscribieron el acuerdo para aumentar las tarifas del
transporte. A ello se deben, también, las movilizaciones y las denuncias contra
el mal servicio, el pésimo estado de las unidades, los altos cobros y los abusos de esas chatarras que ruedan por
Veracruz. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/
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