viernes, 15 de julio de 2016

La Legislatura, el último reducto del duartismo

Luis Alberto Romero

De acuerdo con la Real Academia Española, el vocablo “rémora” sólo tiene dos acepciones: la primera es un pez… que tiene encima de la cabeza un disco oval, formado por una serie de láminas cartilaginosas movibles, con el cual hace el vacío para adherirse fuertemente a los objetos flotantes. La segunda se refiere a una persona o cosa que retrasa, dificulta o detiene algo.
Ese es el término que utilizó el pasado miércoles el gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, para descalificar al diputado presidente de la Junta de Coordinación Política en la Legislatura local, Juan Nicolás Callejas Arroyo, septuagenario líder del llamado “equipo político” de la Sección 32 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, a quien el panista responsabilizó por la aprobación de la basificación de miles de trabajadores del gobierno estatal.
Por su parte, el originario de El Pato, municipio de Nautla, subió al ring casi de inmediato para comparar al panista con dos personajes de la historia que han sido considerados como sinónimos de traición y genocidio, Victoriano Huerta y Adolfo Hitler.
Yunes Linares había convocado a rueda de prensa en Boca del Río y utilizó Twitter, Facebook y Periscope para dar a conocer su postura con relación a la basificación; en ese contexto, dijo que Callejas Arroyo es una de esas rémoras del sistema político mexicano que se tiene que ir; un individuo dócil y manso que no defiende los intereses de Veracruz. A eso se debe el tono de la respuesta de quien ya ha sido cinco veces diputado, quien subrayó que el gobernador electo pretende actuar con autoritarismo y tiranía.
Un día antes de ese enfrentamiento entre Yunes Linares y Callejas Arroyo, el coordinador de la bancada priista en la Legislatura del Estado había protagonizado otro diferendo, ahora, con el ex candidato del PRI al gobierno del estado, Héctor Yunes Landa, quien lanzó fuertes críticas contra el actual ejecutivo estatal, Javier Duarte de Ochoa.
De esa manera, Juan Nicolás Callejas terminó por convertirse en uno de los muy pocos políticos con trayectoria que ha sacado el pecho para defender al gobernador en turno, a quien ya ni los miembros de su equipo más cercano, del gabinete sobre todo, respaldan.
Al parecer, a estas alturas del sexenio, el gobernador veracruzano tiene cada vez menos aliados; ya ni siquiera sus áreas de comunicación han logrado articular una estrategia de defensa, más o menos eficiente, efectiva, para impedir que siga el deterioro de la imagen del ejecutivo estatal, cada vez más desgastada y socavada.
Por ello, para Duarte de Ochoa debe resultar muy valioso el apoyo de Juan Nicolás Callejas; finalmente se trata de la cabeza de uno de los pocos reductos del duartismo en Veracruz.
Sin embargo, el veterano líder magisterial, al mantenerse tanto tiempo vigente en su sindicato y en diversos espacios políticos y de gobierno, puede considerarse como un hombre del sistema; hoy está con Duarte porque a él le debe la posición en el legislativo y la próxima curul para su hijo, Juan Nicolás Callejas Rondán; sin embargo, sabe que mañana tendrá que establecer relaciones y vínculos, sentarse a platicar con el nuevo gobernador. Los compromisos también tienen fecha de caducidad.


Basificación de burócratas, tema consumado
El problema no sólo es la basificación de burócratas en Veracruz, sino el aumento al salario de los trabajadores del gobierno del estado.
La Legislatura local aprobó este jueves la reforma a la Ley Estatal del Servicio Civil y a la Ley del Servicio Público en la Administración Pública Descentralizada, para basificar, se dijo, a unos siete mil trabajadores.
En total, 29 legisladores locales, la mayoría del PRI, votaron a favor de dichas reformas; a ellos, de acuerdo con el anuncio del gobernador electo, se les promoverá un juicio político para inhabilitarlos hasta por diez años en el servicio público, por los daños ocasionados a la administración estatal con la citada medida.
La queja de Yunes Linares se enfoca al incremento salarial de los funcionarios del gobierno estatal: un subdirector pasa de 34 mil pesos mensuales a 47 mil 300; el jefe de departamento deja de percibir 27 mil para cobrar 37 mil 400; en tanto que el jefe de oficina ya no tendrá 19 mil 800, sino 27 mil pesos. El analista cobra actualmente 17 mil y con las reformas percibirá 24 mil; el técnico tiene 12 mil 382 y ahora cobrará 16 mil.
De acuerdo con la declaración del panista, el aumento a 257 subdirectores, más de mil jefes de departamento, mil 275 jefes de oficina, 3 mil 44 analistas, 12 mil técnicos y 6 mil 300 auxiliares, equivale a un incremento en el gasto anual de mil 500 millones de pesos. Todo eso tendrá que cubrir, por ley, el gobierno de un estado que se encuentra prácticamente en quiebra. ¿De dónde?. @luisromero85

Congreso veracruzano, costoso, improductivo y opaco

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