miércoles, 24 de septiembre de 2014

Pueblos Mágicos, las nuevas reglas


Luis Alberto Romero

En materia de turismo, actualmente Veracruz tiene tres lugares incorporados al programa Pueblos Mágicos del gobierno federal: Xico, Coatepec y Papantla; otras tres localidades aspiran a la misma denominación: Zozocolco, Naolinco y Catemaco, de lograrlo, no solo obtendrían promoción, sino también recursos económicos gubernamentales y un aumento en la derrama por la actividad turística.

Sin embargo, ante las nuevas reglas que emitirá la Secretaría de Turismo, el tema de la incorporación de más asentamientos veracruzanos a dicho programa federal podría complicarse.

Un interesante trabajo publicado por el periódico Capital de México da cuenta del nuevo rumbo que se espera en ese programa; el próximo 27 de septiembre, en el marco de los festejos del Día Mundial del Turismo, el gobierno federal dará a conocer las nuevas reglas y se adelanta que 26 lugares que actualmente tienen esa denominación podrían perderla.

Por si fuera poco, quienes pretendan incorporarse al programa de Pueblos Mágicos deberán presentar una gran oferta turística, mejor imagen urbana y promoción de sus productos, sostiene el trabajo del diario.

En sus inicios –durante la administración del presidente Vicente Fox, ese programa exigía cinco requisitos fundamentales a los lugares interesados en lograr la denominación: estar cerca de un destino turístico grande, contar con buenos accesos por carretera, participación ciudadana, tener atractivos religiosos e históricos, así como tiendas de artesanías, restaurantes y comercios.

Finalmente, durante el sexenio de Felipe Calderón, la entrega discrecional de nombramientos terminó por empañar esa estrategia gubernamental; debido a ello, la Secretaría de Turismo buscar tener un mayor grado de exigencia para las ciudades que aspiren a lograr ese reconocimiento.

Al iniciar septiembre, por ejemplo, la dependencia presentó los resultados de una evaluación al programa y de este documento se desprende que sólo tres destinos cumplen en todos sus términos los requisitos y exigencias de incorporación y certificación; y que resulta preocupante el incumplimiento detectado en los temas más importantes del programa; lo más común es el ambulantaje, la inadecuada imagen urbana y el bajo desarrollo de los productos locales.

Debido a ese diagnóstico, la Secretaría de Turismo determinó endurecer los requisitos para alcanzar y mantener la categoría. Se prevé ahora que existan tres niveles de Pueblos Mágicos: los que por sus características e infraestructura están destinados a los visitantes internacionales tendrán el nivel de “gran turismo”; las 5 estrellas serán asignadas para pueblos en desarrollo, y se enfocarán al turismo nacional; mientras que 4 y 3 estrellas se concederán para lugares potenciales o en construcción y su promoción se enfocará a visitantes regionales.   

Pero esos no son los únicos cambios; se espera que dentro de una semana, cuando se den a conocer las nuevas reglas, la Secretaría de Turismo determine que perderán la denominación aquellos lugares que no tengan inversión durante dos años consecutivos, que tengan poca inversión estatal, o que no entreguen seguimiento e informes puntuales al gobierno federal.
En ese contexto, no sólo hay dudas en cuanto al nombramiento para pueblos como Zozocolco, Naolinco y Catemaco, sino también riesgos para los lugares que actualmente tienen esa denominación, Papantla, Xico y Coatepec; hay que recordar que la ciudad que se ubica en el Totonacapan ya perdió en 2009 esa categoría, mientras que el nombramiento del municipio que encabeza Roberto Pérez Moreno se encuentra en peligro por las precarias finanzas y la nula inversión. @luisromero85

Indígenas veracruzanos


Luis Alberto Romero

El tema de la discriminación y los derechos indígenas pareciera un debate agotado y, por tanto, innecesario. No es así, sobre todo tomando en cuenta la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades para sectores que por años han sido excluidos y marginados.

El 11 de junio de 2003, el Diario Oficial de la Federación publicó La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación; el documento establece las medidas legales para prevenir cualquier forma de exclusión social y garantizar la igualdad entre las personas.

No es un tema nuevo, ni en México ni en el ámbito internacional: la Carta de las Naciones Unidas de 1945, como muestra, establece la importancia de la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

Sin embargo, la realidad de nuestro país es muy diferente a lo que establecen tanto los tratados internacionales como nuestras propias leyes; un ejemplo es la discriminación que enfrentan las etnias. Se estima que este problema social afecta a más de 7 millones de indígenas y unos 450 mil afromexicanos.

México es un país racista. La más reciente Encuesta Nacional de Discriminación reveló que más del 23 por ciento de los mexicanos no estarían dispuestos a compartir su casa con personas de otra raza; que el 54 por ciento señala que el color de la piel es un motivo de insulto; y que el 16 por ciento de la población vincula la pobreza de los indígenas con un tema de pereza; es decir, apuntan que son pobres porque no trabajan.

Pero no sólo los indígenas son discriminados en este país; también lo son mujeres, ancianos, jóvenes, niños, enfermos, discapacitados, migrantes, creyentes no católicos y miembros de la comunidad lésbico-gay.

En el caso de los indígenas, se trata de una doble discriminación porque este grupo no sólo enfrenta un trato desigual debido a su condición racial, sino también por la pobreza y el rezago que prevalece en las comunidades.

Por si fuera poco, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación reconoce atrasos en el trato igualitario para indígenas en diferentes ámbitos: en los procesos penales, en el acceso a la salud y a la alimentación, en los derechos políticos y en las oportunidades de trabajo.

Ayer, por cierto, el presidente Enrique Peña Nieto se presentó ante el pleno de la Organización de las Naciones Unidas, donde convocó a combatir la desigualdad, la injusticia y la discriminación que enfrentan los pueblos indígenas; sin embargo, es un problema que no se puede resolver por decreto.

En Veracruz existen siete grandes grupos étnicos; es la cuarta entidad con más población indígena, superada sólo por Oaxaca, Chiapas y Estado de México. Más del 9 por ciento los indígenas del país vive en territorio veracruzano, donde muchas veces sufren discriminación y malos tratos por su condición racial.
Generalmente, las comunidades de regiones como Chicontepec, Papantla, Tantoyuca, Uxpanapa, Ixhuatlán y Soteapan, entre otras, enfrentan problemas de discriminación y un acceso inequitativo a servicios y oportunidades para su desarrollo. Es un problema que se registra en prácticamente todas las etnias de un país, México, que ve en lo indígenas a ciudadanos de segunda, lo cual no sólo es vergonzoso, sino también indignante. @luisromero85

Congreso veracruzano, costoso, improductivo y opaco

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