miércoles, 25 de marzo de 2015

Totonacapan, trata y violencia

Luis Alberto Romero

La desatención gubernamental a la región del Totonacapan no es un asunto nuevo; durante décadas, los indígenas han sido ignorados y excluidos de las políticas públicas en este país.
Esa zona es casi invisible porque la atención de las diferentes instancias de gobierno se concentra en Papantla, por ser el punto más grande y más poblado, pero no toma en cuenta lo que ocurre en municipios como Coyutla, Zozocolco y Coxquihui, donde 9 de cada 10 personas son pobres; Filomeno Mata y Coahuitlán, donde la pobreza supera el 92 por ciento; y Mecatlán, que tiene al 93 por ciento de su gente en esa condición.
La sierra que tiene límites territoriales con el estado de Puebla está olvidada; las vías de comunicación, en el abandono; y los pequeños caciques y grupos de poder hacen lo que se les antoja; basta recordar el caso de Coxquihui, donde una banda que se conoce como “Los Pelones” amedrenta a la población.
Quienes habitan en esa conflictiva zona viven, padecen y conocen perfectamente el significado de las palabras inseguridad, marginación y exclusión social.
Hace unos días, Alejandra Jiménez Ramírez, integrante de la Red Unidos por los Derechos Humanos, alertó sobre el incremento en la trata de mujeres en el Totonacapan, donde afirma que también han aumentado los casos de feminicidio en la última década.
La denuncia de la activista en cuanto a la trata, la red de prostitución y la violencia de género no debe quedar en la tinta y el papel; por otro lado, la información que surge del trabajo del reportero Francisco de Luna, de Capital Veracruz, debe ser un llamado de atención para las autoridades, a fin de que los problemas de estos sectores de la población, generalmente olvidados, sean atendidos y resueltos.
Lamentablemente, las autoridades se acuerdan mucho del Totonacapan en el contexto de la Cumbre Tajín, pero muy poco atienden los problemas de pobreza, rezago, marginación, exclusión social y violencia. @luisromero85

Pepe, por la de dos

Luis Alberto Romero

Del incumplimiento de compromisos y acuerdos a las diferencias en los proyectos y rumbos; lo cierto es que la fortaleza de la unidad entre los senadores priístas veracruzanos, José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, parece diluirse.
El anuncio de la alianza de los ocho años, que involucraba a los dos senadores, quedó en el pasado. También es evidente el viraje en sus respectivas estrategias políticas. Héctor asumió una actitud cauta y precavida, más característica de su homólogo peroteño, quien, por su parte, se posicionó a la ofensiva con un discurso que rompía con el gobernador veracruzano.
De la abrupta salida de la sesión extraordinaria del consejo político estatal del PRI al Héctor no es mi vocero, José Francisco Yunes marcó distancia no sólo del ejecutivo del estado, sino también de su antiguo aliado.
Este fin de semana, Yunes Zorrilla se reunió con un grupo de amigos de la política y de los medios, a quienes reveló su intención de buscar la candidatura al gobierno de la entidad para el siguiente periodo, el de dos años; de inmediato, aclaró que no se trata de un destape, aunque con seguridad, cada palabra pronunciada por el senador estuvo perfectamente calculada.
Yunes Landa, por su parte, optó por la prudencia y todo indica que tiene nuevos aliados; en ese contexto se ubican los recientes nombramientos de tres de sus colaboradores en diferentes áreas del gobierno del estado. Por cierto, en los círculos políticos se habla de que el legislativo podría retomar el tema de la minigubernatura para que el próximo periodo tenga una duración de cinco, y no de dos años.
Hasta hoy, sin embargo, todo entra en el terreno de la especulación y, en ese sentido, habrá que conocer la versión de Héctor Yunes sobre esta recomposición y, particularmente, sobre sus alianzas y nuevas coincidencias políticas.

Deuda per cápita

Luis Alberto Romero

Los recortes presupuestales recientemente anunciados por el gobierno federal y el ajuste al gasto que dio a conocer hace dos días el gobernador Javier Duarte dejan ver un 2015 y, sobre todo, un 2016 muy complicado para Veracruz.
La inestabilidad en el precio del petróleo, que se ubicó en su nivel más bajo desde 2009, golpeará a la economía del país. Previendo un escenario difícil, la Secretaría de Hacienda adelantó que 2016 será un año de ajustes y presupuesto reducido para las entidades de la República.
Malas noticias para el gobierno federal y también para las administraciones estatales, muchas de las cuales se encuentran en una complicada situación, como es el caso de Veracruz, debido a los compromisos financieros, la deuda pública, que ha crecido exponencialmente en la última década; en 2009 superaba los 252 mil millones de pesos; tres años más tarde, en 2012, eran ya 434 mil millones y al cierre de 2014, el adeudo era de 509 mil millones.
Veracruz es de los que más deben pero también es de los más poblados; de los que presentan un alto Producto Interno Bruto y, por consiguiente, participaciones federales más cuantiosas.
La deuda per cápita más elevada es la registrada por Quintana Roo, 13 mil 688 pesos por habitante; le siguen Nuevo León, con 12 mil 136 pesos; y atrás, Coahuila, Chihuahua, Distrito Federal, Sonora y Nayarit. Veracruz ocupa el octavo lugar en deuda pública per cápita: 5 mil 136 pesos.
Ese factor, la deuda pública, es un lastre para el funcionamiento del aparato gubernamental y para la construcción de obra y prestación de servicios de calidad a la población; si a ello se le suma el tema de los inminentes recortes al presupuesto para 2016, el resultado representará una profunda crisis y el más importante reto para el gobierno estatal en el año de la sucesión. @luisromero85

Congreso veracruzano, costoso, improductivo y opaco

Luis Alberto Romero El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) dio a conocer un estudio, el Informe Legislativo 2017, sobre el...