Luis Alberto Romero
Cuando faltan dos años para el relevo en el gobierno
estatal, en el PRD no existe una figura que resulte atractiva para el
electorado. Divididos, los perredistas no tienen claro el rumbo de su partido;
ni siquiera cuentan con dirigencia nacional y de antemano, las tribus descartan
la posible postulación de Dante Delgado, del Movimiento Ciudadano. Militantes
destacados del norte veracruzano nos manifestaban este fin de semana su
preocupación por no contar con cuadros capaces de contender de manera digna en
un proceso electoral que se antoja complicado para este partido. Debido a ello,
no falta quien proponga buscar una figura dentro de otros partidos, que resulte
llamativa en una elección y en ese contexto, observan con buenos ojos dos
posibilidades, el ex rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo,
y el senador del PRI, Héctor Yunes Landa.
El problema para los perredistas que promueven esa última posibilidad
es que Héctor Yunes sigue recorriendo Veracruz, buscando la postulación por el
PRI. De hecho, queda claro que contrario a lo que afirman sus promotores, el
camino del otro senador priísta, José Francisco Yunes Zorrilla, no está
pavimentado.
El de Perote, al igual que Yunes Landa, tiene mucho tiempo aspirando
a gobernar el estado. José Francisco Yunes ha sido alcalde, dos veces diputado
federal y legislador local en una ocasión. Fue candidato a senador en dos
procesos, aunque en su primera oportunidad fue enviado al tercer lugar de la
contienda, sin alcanzar el cargo.
Hoy, Yunes Zorrilla marcha a paso lento rumbo a la
candidatura de su partido al gobierno veracruzano. En ese camino también está
Héctor Yunes Landa, quien centra su estrategia política en una hiperactividad
que ha orillado a su adversario interno a dejar de actuar como si la
candidatura estuviera decidida de antemano a su favor.
Quienes piensan
que pudiera registrarse un posible centralazo,
como era costumbre en las presidencias priístas, manejan dos nombres de
veracruzanos que trabajan en altos cargos del gobierno federal: Fernando
Aportela Rodríguez, Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, y José Antonio
González Anaya, director del Instituto Mexicano del Seguro Social, ambos,
economistas con estudios en el extranjero pero sin la mínima presencia en
Veracruz. A esos nombres habría que agregar el del empresario Miguel Alemán
Magnani, cercano a las altas esferas del gobierno federal e hijo del
exgobernador Miguel Alemán Velasco. Lo cierto es que, evidentemente, en
el PRI no está tomada la decisión.
Probablemente,
el único partido que tiene un panorama más o menos claro en cuanto a su
candidatura es Acción Nacional. Una vez que concluyó el proceso interno para la
renovación de su dirigencia, en el blanquiazul viene el cambio en el consejo y
en la dirigencia estatal, lo que ocurrirá en agosto. De continuar la tendencia,
la decisión panista en cuanto a la sucesión podría favorecer otra vez a Miguel
Angel Yunes Linares, al senador Fernando Yunes Márquez y, con menos
posibilidades, al diputado federal Juan Bueno Torio.
En ese sentido, 2015, la antesala de la sucesión en Veracruz, será un
año determinante para las aspiraciones de todos ellos. El año que viene
observaremos el reacomodo de fuerzas dentro de los partidos y la nueva
geografía política del estado, el tercero más importante del país en términos
electorales. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/
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