Luis Alberto Romero
El diagnóstico de la educación en México encendió los focos de alerta
desde que organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico, nos ubicaron en el sótano de los países miembros.
En 2012, por ejemplo, el Programa para la Evaluación Internacional de
Estudiantes (Pisa) dio a conocer que México es uno de los países con mayor
atraso: en matemáticas, los estudiantes se encuentran 80 puntos abajo del
promedio de la OCDE; tardaríamos 25 años en alcanzar a las naciones
desarrolladas.
En lectura, los alumnos mexicanos están peor:
llevaría 65 años alcanzar a los más adelantados de la lista de los 34 países evaluados.
Las pruebas que se han realizado
en el interior del país por parte del gobierno federal, como Enlace, nos dicen
que en matemáticas, la mitad de los estudiantes de secundaria y
bachillerato estarían reprobados.
bachillerato estarían reprobados.
Por si fuera poco, por cada 100
niños que ingresan a primaria, únicamente 66 terminan la secundaria; en el
bachillerato quedan 25; y apenas 13 de ellos concluyen estudios profesionales.
Debido a esa dura realidad y a
ese lamentable diagnóstico, el gobierno federal inició en 2012 una reforma
educativa que en febrero del año pasado fue declarada Constitucional y cuyas leyes secundarias, la General de
Educación, la del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la
General del Servicio Profesional Docente, fueron promulgadas en septiembre del
2013.
Luego de ello, las legislaturas
de los estados tuvieron que homologar sus leyes para que fueran acorde con los
cambios federales; de hecho, en Veracruz se registraron dos cambios en la
legislación porque en el primero de ellos, aprobado el 4 de marzo de este año,
no se contempló el cese de los docentes que no aprobaran las evaluaciones
necesarias para estar frente a las aulas; debido a eso, el 14 de abril sesionó
otra vez la Legislatura local y se realizaron los cambios que exigía la
federación.
Esos cambios a las leyes en
materia de educación provocaron la inconformidad de los maestros que simpatizan
con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, los disidentes
del Sindicato Nacional que durante más de dos décadas encabezó Elba Esther
Gordillo Morales, hoy recluida en el penal femenil de Santa Martha Acatitla.
Por esas modificaciones a las
leyes, que incluyen el cese de los maestros que no están calificados para
ubicarse al frente de las aulas, y la asignación de plazas por concurso de
oposición y no por nombramiento directo, hace unos meses se registraron
protestas en varias entidades del país, que llevaron contingentes para un
plantón en el Zócalo y en el Monumento a la Revolución, del Distrito Federal.
Esas manifestaciones regresaron
ayer, cuando la CNTE regresó al D.F, para protestar en el marco de la
conmemoración del Día del Trabajo. En Veracruz también se registraron protestas
por parte de los integrantes del llamado Movimiento Magisterial Popular
Veracruzano, que intentaron, sin éxito, bloquear el desfile.
Son los mismos que tienen como
ejemplo del trabajo educativo a los miembros de la Coordinadora que en Oaxaca,
Michoacán y Chiapas han secuestrado a las escuelas y mantenido como rehenes a
las autoridades locales. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/
No hay comentarios:
Publicar un comentario