martes, 27 de mayo de 2014

Poza Rica, el caos


Luis Alberto Romero

Alfredo Gándara Andrade era presidente municipal de Poza Rica cuando el 2 de mayo de 2011, hace tres años, Petróleos Mexicanos anunció la mayor inversión en obra pública para ese municipio: 365 millones de pesos que servirían para construir un distribuidor vial y solucionar, al menos en teoría, el problema de la movilidad urbana en una cabecera donde circulan cada día unos 115 mil vehículos.

Ese día, el subdirector de PEMEX Exploración y Producción, Región Norte, Juan Arturo Hernández Carrera, y el gerente de Construcción y Mantenimiento, Salvador Quero García, explicaron los detalles de esa obra, que es básicamente un segundo piso sobre las principales arterias de Poza Rica: inicia en el bulevar González Ortega, llega a la avenida Central Norte y finaliza en Ruiz Cortines para una longitud total de 3.32 kilómetros.

El 22 de noviembre de ese año inició la construcción, cuya conclusión estaba programada para diciembre de 2012, 13 meses para un proyecto que incluía drenaje pluvial, señalamientos y alumbrado.

Sin embargo, la obra registró diversos atrasos: en febrero de 2012, la construcción se detuvo por problemas técnicos que representaban una mayor inversión, 20 millones de pesos que no se habían presupuestado.

Hace dos años, en julio, el grupo Sigma, la empresa constructora responsable de esos trabajos, derribó 217 árboles del Paseo de la Burrita, uno de los pocos patrimonios ecológicos de Poza Rica; luego echaron abajo otros 100 árboles en ese mismo lugar, que se convirtió en una enorme plancha de concreto que complica aún más la vialidad, el comercio y las condiciones de vida de la población.

Posteriormente, al iniciar el año pasado, la obra fue paralizada en dos ocasiones más debido a problemas presupuestales: Pemex no estimó correctamente los costos de esos trabajos y los recursos, 365 millones de pesos, no fueron suficientes.

A la fecha, hay un atraso de 17 meses.

El problema es que la vialidad de Poza Rica, lejos de resolverse, se ha complicado y la circulación resulta todavía peor que antes: los tiempos de traslado se han duplicado y los problemas de movilidad, también. La peor parte es la que lleva el comercio local porque las ventas se han desplomado entre el 30 y el 50 por ciento, dependiendo del giro. Empresas históricas, como los restaurantes “El Petrolero” y “El Chalet”, optaron por cerrar sus puertas. El transporte público también resultó afectado.

Por si fuera poco, los trabajos provocaron frecuentes cortes al suministro de agua entubada en diferentes colonias, ocasionando otro problema social que tampoco fue contemplado por los proyectistas.

En Poza Rica prevalece el caos, como ha denunciado en reiteradas ocasiones el ex alcalde Luis Manuel Villegas Salgado, porque esa millonaria obra no fue planeada en todas sus dimensiones.
Lo peor es que, de acuerdo con el regidor Francisco Cázares Echeverría, existe el riesgo de que Pemex cancele los recursos, si la obra no se concluye antes del 31 de agosto de este año, 20 meses después de lo programado, lo que sería un desastre para Poza Rica, ya que la reactivación de los recursos federales asignados a estos trabajos no tendrían un tiempo definido, podría ser en meses o en años. Una lástima. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/

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