lunes, 17 de abril de 2017

Javier Duarte, de la corrupción al discurso opositor

Luis Alberto Romero

El ex gobernador Javier Duarte de Ochoa comprobó que nadie puede huir por siempre. Fue capturado en Guatemala con fines de extradición a México, donde se le busca desde el 18 de octubre del año pasado, cuando un juez federal giró una orden de aprehensión contra el ex mandatario veracruzano por su probable responsabilidad en los delitos de lavado de dinero, defraudación fiscal y delincuencia organizada.
En los últimos doce meses, al caso Duarte se le fueron sumando cada vez más aristas, desde los señalamientos por irregularidades administrativas y desvíos de recursos hasta las acusaciones por enriquecimiento ilícito. Sin embargo, fue en el último semestre cuando el barco del duartismo terminó por hundirse; una vez que fue girada la orden de aprehensión, la Procuraduría General de la República lo ubicó en la lista de los más buscados, en tanto que la Interpol emitió la ficha roja para que el ex gobernador fuera localizado en 190 países.
En el más reciente capítulo de esta historia, Javier Duarte fue detenido en Guatemala por la Policía Nacional Civil; a partir de la fecha de su captura, el gobierno mexicano tendrá dos meses para presentar la solicitud de extradición.
Por otro lado, con Javier Duarte en la cárcel termina una página negra del libro veracruzano, misma que se caracterizó no sólo por la corrupción en el gobierno, sino también por el rezago de una entidad que por años fue sinónimo de buenos números en cuanto al desarrollo: Veracruz, en el sexenio de Duarte de Ochoa, pasó de un crecimiento de 6 por ciento en 2006, a 4 por ciento en 2012 y de ahí a -2 por ciento en el primer semestre de 2016. El desempleo aumentó de 3.5 a 5 por ciento en cinco años. La deuda pública pasó de casi 20 mil millones a más de 80 mil millones de pesos. La inseguridad y la violencia (asesinato doloso y secuestro) también registraron un incremento considerable, al igual que el gasto del gobierno, que pasó de 80 mil millones de pesos a más de 100 mil millones anuales. Ese es, en términos generales, el saldo del duartismo en la entidad veracruzana.
Acaba también, al parecer, una etapa en la que la corrupción y la compraventa de voluntades marcaron el destino de la vida política estatal. Terminaron los días en que la conciencia de los adversarios políticos era comprada o puesta a subasta, al igual que los votos y los apoyos de legisladores en el Congreso local.
Convertido en la personificación de la corrupción de la clase gobernante del país, Duarte de Ochoa se volvió tema recurrente en los medios informativos nacionales e internacionales; de igual forma, discurso, argumento y bandera política de quienes, como el actual gobernador de Veracruz, hicieron del combate a la corrupción una de las principales propuestas de campaña. Como ejemplo tenemos el mensaje emitido por Miguel Ángel Yunes Linares, quien sobre la aprehensión del ex ejecutivo estatal apuntó: “Pasé 13 años de mi vida documentando cómo fue saqueado el pueblo de Veracruz. Hoy, la detención de Duarte es apenas el inicio para hacer justicia”.
En reacción a dichas palabras, el senador y ex candidato al gobierno veracruzano, Héctor Yunes Landa, expuso: “que Miguel Ángel no se cuelgue medallas ajenas, Duarte está en la cárcel por la PGR”.
Lo cierto es que atrás quedaron los días en que toda la clase política alineada con Duarte hubiera dado cualquier cosa por estar a un lado del hoy ex mandatario en desgracia. Frases como “factor de unidad” y “Duarte es mi jefe político”, pronunciadas por los dos senadores priistas veracruzanos, pasarán al anecdotario político estatal.
Hoy, luego de la captura, todos los partidos, incluido el Revolucionario Institucional, exigen justicia; sin embargo, muchos de los actores que en este momento piden “todo el peso de la ley” contra Duarte de Ochoa hasta hace un año hacían genuflexiones ante la fotografía del gobernador en turno; incluso, muchos empresarios que fueron beneficiados con dinero público y contratos gubernamentales hoy se dicen avergonzados de esa administración.
Finalmente, con Javier Duarte preso, hoy comienza la verdadera pesadilla para al menos una docena de ex colaboradores de la anterior administración, algunos de ellos con fuero, que han sido señalados por haber participado en actos de corrupción y saqueo. @luisromero85

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