Luis Alberto Romero
La violencia que se registra en Veracruz es tan alarmante como los niveles de la pobreza de población de la entidad.
La violencia que se registra en Veracruz es tan alarmante como los niveles de la pobreza de población de la entidad.
Prácticamente no hay día en que no se produzca un hecho
sangriento en el estado que hoy es gobernado por Miguel Ángel Yunes Linares.
Este sábado, por ejemplo, el saldo que dejó un enfrentamiento entre un grupo
armado y policías municipales en Coxquihui fue de 8 personas muertas.
Los hechos ocurrieron en dicho lugar, ubicado en la
sierra del Totonacapan, a poco más de 56 kilómetros de Papantla y a casi 176 de
la capital del estado. Se trata de un municipio con impresionantes cifras de
pobreza: más de la mitad de la población, 52.7 por ciento de los habitantes,
vive en pobreza extrema, en tanto que nueve de cada diez son pobres (la suma de
pobreza moderada y extrema). Por si fuera poco, las cifras del Coneval
consignan que 3 de cada diez enfrentan carencias por acceso a la alimentación.
Pues bien, fue en Coxquihui, ese empobrecido lugar de la
sierra del Totonacapan, donde este sábado se registró una balacera que dejó un
saldo de cinco policías y tres civiles muertos… mientras en Papantla se
desarrollaban las actividades programadas en el marco de la Cumbre Tajín.
Un hecho lamentable el ocurrido en el camino a la
comunidad de El Ojite de Matamoros, que deja en evidencia las condiciones de
desventaja que en muchas ocasiones, como en esta, tienen las policías
municipales frente a los grupos delincuenciales.
Con los citados niveles de pobreza de ese municipio y con
el reducido presupuesto del ayuntamiento, es muy fácil imaginar las condiciones
en que opera la policía municipal de ese lugar, que durante años ha estado bajo
el control político del grupo de Reveriano Pérez Vega.
Sin buena capacitación ni equipo, con mala capacidad de
fuego y rebasados por la presencia delincuencial, la suerte de los elementos de
la policía de Coxquihui no podría ser diferente cuando enfrentaron al grupo que
acabó con sus vidas.
Ese, sin duda, fue uno de los hechos sangrientos que
marcaron el fin de semana.
Días antes, Veracruz volvió a ser tema en la prensa
nacional e internacional con el hallazgo de más fosas y restos humanos. El
pasado 14 de marzo, el fiscal veracruzano, Jorge Winckler, confirmó el hallazgo
de unos 250 cráneos en lo que podría ser el cementerio clandestino más grande
del país.
Lo peor es que las autoridades no descartan encontrar más
restos humanos en esa enorme fosa común en que se ha convertido el territorio
estatal.
El día 16 de este mes, los medios nacionales consignaron
también el hallazgo de más cuerpos en un predio ubicado en la comunidad
Arbolillo, del municipio de Alvarado. El Universal, por ejemplo, consigna que de
2011 a 2016 se descubrieron 257 fosas clandestinas, sin contar con el hallazgo
de Colinas de Santa Fe. En total, se habla de 23 mil 157 restos humanos, así
como 213 cuerpos.
Las cifras del duartismo también incluyen cinco mil 785
desaparecidos; de ellos, unos dos mil 240 no han sido localizados.
El mayor problema para la Fiscalía será, nos dicen, la
capacidad para la contratación de las empresas especializadas en estudios
periciales, como en la identificación del ADN, por ejemplo, dado que se tratará
de un esfuerzo económico, y sobre todo humano, considerable.
Por otro lado, además de las fosas clandestinas halladas
en territorio estatal, todavía está pendiente el asunto relacionado con las
inhumaciones irregulares en panteones veracruzanos, como el Palo Verde, de
Xalapa, donde una cantidad todavía no determinada de cuerpos de personas
desconocidas fueron depositados sin previa identificación.
Esas inhumaciones irregulares, nos comentan, podrían
convertirse en noticia próximamente, sobre todo por la irresponsabilidad con
que actuaron las autoridades, al sepultar cuerpos sin apegarse a los protocolos
para la identificación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario