Luis Alberto Romero
En el año 2000 se registró la primera caída del Partido
Revolucionario Institucional en una elección presidencial; Francisco Labastida
fue superado por el panista Vicente Fox por más de 2 millones de votos.
En Veracruz, ese proceso electoral no sólo sirvió a la
dirigencia del tricolor para tomar conciencia sobre la llegada de una nueva
etapa de alta competencia política, sino para la consolidación del entonces
panista Gerardo Buganza Salmerón, quien perdió la elección para senador por un
margen de un punto porcentual.
Cuatro años después, en el proceso para elegir gobernador de
la entidad, Acción Nacional volvió a postular a Gerardo Buganza, quien alcanzó
una votación histórica para su partido, más de 936 mil votos, sólo 25 mil
sufragios abajo del candidato del PRI; en esa ocasión, el PAN ganó 14 de las 30
diputaciones locales en disputa.
Dos años más tarde, en 2006, el panista ocupaba su segunda
diputación federal y todo apuntaba a que en el proceso local de 2010, el PAN
volvería a postularlo como candidato al gobierno de la entidad; la decisión de
Acción Nacional favoreció a Miguel Ángel Yunes y eso representó la salida de
ese partido de uno de los cuadros más importantes del panismo veracruzano y también
uno de los candidatos más rentables en términos de votación alcanzada.
Hoy, el regreso de
Gerardo Buganza a la Secretaría de Gobierno lo ubica, sin duda, como una de las
figuras a seguir de cara a 2016; a estas alturas, con un PRI dividido, con grupos
internos confrontados y con la amenaza, más que nunca, de perder por primera
ocasión el gobierno de la entidad, el ex senador podría convertirse en el
aliado que el grupo en el poder necesita para no entregar la plaza a sus
adversarios políticos, sobre todo, debido a que las opciones internas no han
logrado convertirse en figuras estatales de peso. @luisromero85
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