Luis Alberto Romero
San Juan Evangelista es un municipio del sur veracruzano;
se encuentra muy cerca de Rodríguez Clara y Acayucan y cuenta con unos 30 mil
habitantes.
Con 233 localidades –sólo 3 de ellas urbanas–, este es un
municipio considerado de alta marginación y donde la tasa de analfabetismo
supera el 16 por ciento. Ahí, únicamente el 60 por ciento de los hogares
disponen de agua entubada y casi la mitad de la población vive en condiciones
de hacinamiento. Los niveles de pobreza son muy altos: el 78 por ciento de la
gente es pobre; hay 11 mil personas en pobreza extrema, 17 mil en pobreza
moderada y a 6 mil habitantes se les considera vulnerables por carencias
sociales. De los más de 30 mil pobladores de San Juan Evangelista, apenas 600
no enfrentan problemas económicos o de rezago social.
Este municipio se convirtió recientemente en noticia
nacional; sin embargo, no fue por el tema de la pobreza, sino por los recientes
y lamentables casos de suicidio entre jóvenes.
El pasado 7 de mayo, un estudiante de secundaria se quitó
la vida en este municipio. Los vecinos señalan que al adolescente se le
presionaba mucho al interior de su familia luego de que confesara sus
preferencias sexuales. No es difícil imaginar el contexto de exclusión y
marginación que enfrentan homosexuales y lesbianas en zonas rurales. El joven
murió y fue sepultado en el panteón del lugar; previamente, en la escuela
secundaria donde cursaba sus estudios le rindieron honores al cuerpo.
Días después, una menor de edad, 11 años, se dijo
impresionada por el homenaje que le rindieron al suicida y habría comentado a
sus amigos que cualquiera desearía una muerte así. Presuntamente por imitación,
la niña también se suicidó.
A esas muertes se suma otra en el mismo lugar, la de un
hombre de 22 años que, de acuerdo con versiones de los vecinos, enfrentaba
problemas de drogadicción. Sin dinero para pagar el precio de su adicción, el
joven entró en depresión y también se colgó. Fue ese el tercer caso en menos de
un mes en el pequeño municipio de San Juan Evangelista.
Fuera de ese municipio pero en el mismo territorio
estatal hay otros casos: hace menos de una semana, en la comunidad de El
Castillo, perteneciente al municipio de Xalapa, una estudiante de primaria
también decidió terminar con su vida; su familia atribuye la decisión a un caso
de acoso escolar y responsabiliza a la maestra de la menor. Más recientemente,
el domingo 29 de junio, en Pacho Viejo, municipio de Coatepec, otro niño de la
misma edad, 11 años, se suicidó en el interior de su vivienda, ahorcándose con
una cadena.
El secretario de salud en el estado, Juan Antonio Nemi
Dib, informó que este año, 95 suicidios se han registrado en la entidad; esa
cifra no es suficiente para ubicar a Veracruz entre las entidades con más
casos; de hecho, se encuentra debajo de la media nacional. El funcionario
explicó que las causas son multifactoriales y que no existe vínculo alguno
entre los suicidas; a pesar de ello, todos los casos se investigan para
determinar las causas.
En
redes sociales se habló inicialmente de una especie de pacto satánico en San
Juan Evangelista; es absurdo. Lo cierto es que en el tema de la salud mental,
el entorno y la comunicación familiar tienen un papel determinante para evitar
que los suicidios se incrementen. @luisromero85, http://luisromero85.blogspot.mx/
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