Luis Alberto Romero
Aunque se tejen muchas anécdotas e historias sobre el
origen del regionalismo carrancear, lo
cierto es que dicho término ha sido utilizado en México como sinónimo de robar.
Se dice que en la época revolucionaria, el verbo carrancear era usado como sinónimo de
hurtar, debido a que cuando Venustiano Carranza y los suyos llegaban a los
pueblos, procedían a apropiarse de lo ajeno para allegarse de los recursos que
necesitaban; dicho de otra manera, despojaban a la gente de sus bienes, con el
pretexto de la lucha armada.
Existe una anécdota, cuya veracidad es cuestionable, que
habla del posible origen de la palabra y que se refiere a una recepción que
habría organizado Carranza Garza en el Castillo de Chapultepec en honor a un
ministro español; el representante de la Península Ibérica quedó entre Álvaro
Obregón y Cándido Aguilar, entonces secretarios de Guerra y Marina y de
Relaciones Exteriores respectivamente, y frente al presidente mexicano. De
acuerdo con esta versión, avanzada la reunión, el español acusó el robo de un
fino reloj, oro y brillantes, herencia familiar de incalculable valor.
Ocurre que junto al español estaba Obregón, sin un brazo
luego de la batalla de Celaya, y Cándido Aguilar, con parálisis en una mano. La
anécdota refiere que el político ibérico lamentó “esto no es un gobierno, es
una cueva de ladrones”; acto seguido, Carranza se acerca al agraviado con la
joya en la mano y suelta “tome usted y calle de una vez”. La respuesta del
ministro español no podría ser más ingeniosa: “¡ah señor presidente; por algo
le llaman a usted el primer jefe”, como diciendo que era el que mandaba en la
cueva de ladrones.
Viene el recuerdo del término carrancear, prácticamente en desuso, por el vergonzoso episodio
ocurrido hace unos días en la Legislatura del Estado: el diputado independiente
Sebastián Reyes Arellano solicitó a la presidenta de la Mesa Directiva que se
incluyera en la sesión el tema de la reducción en el número de regidurías;
incluso, el legislador, ex militante de Morena, se encadenó a la tribuna. Fue
en ese momento cuando el teléfono celular del diputado cambió de manos; entre
la discusión y las protestas se carrancearon
el aparato, un Motorola cuya línea fue cancelada de inmediato por el
propietario.
El tema no queda ahí; al concluir la sesión circuló un
video que inculpa nada menos que a otro legislador, legisladora en este caso,
la diputada por Morena María del Rocío Pérez Pérez, del distrito de
Cosoleacaque, quien fue observada en actitud sospechosa junto a la curul del
diputado que denunció el robo de su celular.
María del Rocío Pérez es la misma diputada que fue
señalada por presuntamente estar detrás de los ejidatarios de Tatahuicapan que
cerraron las válvulas de la presa Yuribia, lo que dejó sin suministro de agua
durante unos días, al inicio del año, a los habitantes de Coatzacoalcos,
Cosoleacaque y Minatitlán.
La diputada Rocío Pérez pronto fue calificada en las
redes sociales con el mote de #ladycelular.
En respuesta, la legisladora por Morena rechazó haber
hurtado el teléfono y denunció una campaña que busca desprestigiarla; dijo que
el video que circula le coloca en una situación incómoda y que es un intento
burdo por ocasionarle un daño a su persona y a su honorabilidad. Agregó que se
trata de una imagen editada y que en sus manos no tenía el celular que le
robaron al diputado Sebastián Reyes, sino uno de su propiedad, así como su
agenda de trabajo.
El video, por supuesto, permite que uno piense y vea lo
que quiere; hay quien afirma que la imagen no engaña y que es evidente que la
legisladora se acerca a la curul del diputado con la intención de llevarse el
aparato; por otro lado, también hay opiniones en el sentido de que las cosas no
son tan claras.
Personalmente me cuesta trabajo imaginar el robo de un
teléfono en la sede del pleno del Congreso del Estado, donde hay muchas cámaras
de video (y por lo visto, también ladrones). Por otro lado, uno pensaría que el
hurto de un celular es un acto de vándalos y delincuentes, no de diputados.
Como sea, el hecho es que el teléfono celular de
Sebastián Reyes fue carranceado, como
dirían en la época revolucionaria, en el salón de plenos de la Legislatura; sólo
falta saber, a ciencia cierta, quién sería, en este caso, el primer jefe del Congreso Local… y eso
que todavía no llegamos al año de Hidalgo.
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