Luis Alberto Romero
Las reacciones al destape del senador Héctor Yunes Landa como aspirante
al gobierno del estado, por parte de los representantes del sector campesino
del PRI, fueron casi inmediatas.
Más tardó Juan Carlos Molina Palacios en pronunciar su “Estamos listos
con Héctor”, que el gobernador Javier Duarte de Ochoa en difundir, a través de
la red social Twitter, una carta-compromiso en la que cuatro aspirantes, Héctor
Yunes incluido, dejan el tema de la selección de candidato en manos del Comité
Ejecutivo Nacional del partido.
Si bien no se puede hablar del clásico “madruguete” en la reunión
celebrada en el rancho de Molina Palacios, ubicado en el municipio de Medellín
de Bravo, el pronunciamiento del dirigente ceremista en Veracruz cayó como
balde de agua fría al grupo que actualmente se encuentra en el gobierno estatal,
sobre todo porque a ese lugar acudieron casi 70 de los 212 alcaldes de la
entidad y una cantidad respetable de legisladores locales que, con su
presencia, tácitamente avalaron el destape del de Soledad de Doblado; sobre
todo porque, hasta donde se sabe, no hubo uno que, ante las palabras del líder
campesino, mostrara una actitud disconforme.
Incluso, en el rancho “Rosa del Alva estuvieron algunos representantes
del grupo conocido como fidelista-duartista; pero ninguno chistó.
A estas alturas, cuando el tema de la candidatura parece definido en
favor de Yunes Landa, las señales contrarias a esa posible postulación
surgieron no desde el edificio de Ruiz Cortines, como se esperaría por ser un
asunto de partido y no de gobierno, sino desde Casa Veracruz.
A través de su cuenta de Twitter, el ejecutivo estatal felicitó a
cuatro aspirantes a la candidatura del PRI –los senadores Héctor Yunes Landa y
José Francisco Yunes Zorrilla, y los diputados federales Alberto Silva Ramos y
Erick Lagos Hernández– que firmaron la carta en la que se comprometen, primero,
a mantener la unidad interna en el partido, sin importar la decisión del Comité
Ejecutivo Nacional del tricolor en torno a la selección del abanderado; y
segundo, a no salir del partido si esa determinación no les favorece.
Con ese documento, divulgado desde la noche del domingo 10, se
establece que la decisión del PRI no está tomada y que, por tanto, Héctor Yunes
todavía no es candidato.
“Unidad” priista excluye a
cuatro aspirantes
Llama la atención, por otro lado, que en esa carta sólo aparecen cuatro
de los ocho aspirantes que al iniciar el año se reunieron con el gobernador
Javier Duarte en Casa Veracruz, Héctor y Pepe Yunes, Alberto Silva y Erick
Lagos. Otros cuatro precandidatos, Tomás Ruíz González, Flavino Ríos Alvarado,
Adolfo Mota Hernández y Jorge Carvallo Delfín, no fueron convocados para la
firma. Nadie ha salido a decir por órdenes de quién fueron retirados de la
contienda interna, o bien, en qué momento declinaron.
En el mismo tema, el de la sucesión, entre algunos analistas de la
política en Veracruz despertó suspicacias, por decir lo menos, que un día
después del pronunciamiento del sector campesino del PRI en favor de Héctor
Yunes Landa, un periódico de circulación nacional divulgara el resultado de una
encuesta que mide a los aspirantes a la candidatura al gobierno del estado. De
acuerdo con esa información, Silva Ramos sería el priista con más opiniones
favorables, 42.2 por ciento; le seguirían Yunes Landa y Yunes Zorrilla, con 34
y 30 por ciento, respectivamente.
De inmediato surgieron comentarios en el sentido de que, en efecto,
Silva Ramos acumula menos puntos negativos… pero le conocen mucho menos
ciudadanos que a sus contendientes internos. Es un asunto de lectura de esos
ejercicios de medición.
Por cierto, esa encuesta también establece que prácticamente sin
importar el candidato que postule el PRI, entre Alberto Silva, Héctor Yunes y
José Francisco Yunes, la derrota de Acción Nacional estaría cantada, con o sin
alianza con el partido del Sol Azteca.
Para el apunte al margen: cuando se hablaba de la encuesta como método
de selección, el dirigente priista en la entidad se apresuró a desestimar esas
mediciones y ponderar en mejores términos a la convención de delegados; ¿dirá
lo mismo hoy, cuando tiene una encuesta bajo el brazo con una lectura que le
podría ser favorable?
Las estadísticas y el factor del hartazgo social contra el tricolor y
sus gobiernos, sin embargo, hacen pensar que el escenario político puede ser diferente
este año. En los dos procesos anteriores para elegir gobernador de Veracruz,
por ejemplo, el Revolucionario Institucional ha librado la elección
prácticamente dejando el sarape en la
cerca; en 2004, Fidel Herrera Beltrán apenas alcanzó, de manera oficial, 30
mil votos más que su contendiente panista, Gerardo Buganza Salmerón, quien
insiste en que fue él quien ganó en las urnas; seis años después, en 2010,
Javier Duarte de Ochoa sacó una ventaja de 80 mil sufragios a Miguel Ángel
Yunes Linares, postulado por el blanquiazul.
Las dudas se despejarán muy pronto; el tema de
las candidaturas deberá definirse esta semana y en cinco meses sabremos quién
gobernará Veracruz durante los próximos dos años. @luisromero85
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