Luis Alberto Romero
De acuerdo con la Real Academia Española, el vocablo
“rémora” sólo tiene dos acepciones: la primera es un pez… que tiene encima de la
cabeza un disco oval, formado por una serie de láminas cartilaginosas movibles,
con el cual hace el vacío para adherirse fuertemente a los objetos flotantes.
La segunda se refiere a una persona o cosa que retrasa, dificulta o detiene
algo.
Ese es el término que utilizó el pasado miércoles el
gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, para descalificar al
diputado presidente de la Junta de Coordinación Política en la Legislatura
local, Juan Nicolás Callejas Arroyo, septuagenario líder del llamado “equipo
político” de la Sección 32 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación, a quien el panista responsabilizó por la aprobación de la
basificación de miles de trabajadores del gobierno estatal.
Por su parte, el originario de El Pato, municipio de
Nautla, subió al ring casi de inmediato para comparar al panista con dos
personajes de la historia que han sido considerados como sinónimos de traición
y genocidio, Victoriano Huerta y Adolfo Hitler.
Yunes Linares había convocado a rueda de prensa en Boca
del Río y utilizó Twitter, Facebook y Periscope para dar a conocer su postura
con relación a la basificación; en ese contexto, dijo que Callejas Arroyo es
una de esas rémoras del sistema político mexicano que se tiene que ir; un
individuo dócil y manso que no defiende los intereses de Veracruz. A eso se
debe el tono de la respuesta de quien ya ha sido cinco veces diputado, quien
subrayó que el gobernador electo pretende actuar con autoritarismo y tiranía.
Un día antes de ese enfrentamiento entre Yunes Linares y
Callejas Arroyo, el coordinador de la bancada priista en la Legislatura del
Estado había protagonizado otro diferendo, ahora, con el ex candidato del PRI
al gobierno del estado, Héctor Yunes Landa, quien lanzó fuertes críticas contra
el actual ejecutivo estatal, Javier Duarte de Ochoa.
De esa manera, Juan Nicolás Callejas terminó por
convertirse en uno de los muy pocos políticos con trayectoria que ha sacado el
pecho para defender al gobernador en turno, a quien ya ni los miembros de su equipo
más cercano, del gabinete sobre todo, respaldan.
Al parecer, a estas alturas del sexenio, el gobernador
veracruzano tiene cada vez menos aliados; ya ni siquiera sus áreas de comunicación
han logrado articular una estrategia de defensa, más o menos eficiente,
efectiva, para impedir que siga el deterioro de la imagen del ejecutivo
estatal, cada vez más desgastada y socavada.
Por ello, para Duarte de Ochoa debe resultar muy valioso
el apoyo de Juan Nicolás Callejas; finalmente se trata de la cabeza de uno de
los pocos reductos del duartismo en Veracruz.
Sin embargo, el veterano líder magisterial, al mantenerse
tanto tiempo vigente en su sindicato y en diversos espacios políticos y de
gobierno, puede considerarse como un hombre del sistema; hoy está con Duarte porque
a él le debe la posición en el legislativo y la próxima curul para su hijo,
Juan Nicolás Callejas Rondán; sin embargo, sabe que mañana tendrá que establecer
relaciones y vínculos, sentarse a platicar con el nuevo gobernador. Los
compromisos también tienen fecha de caducidad.
Basificación de
burócratas, tema consumado
El problema no sólo es la basificación de burócratas en
Veracruz, sino el aumento al salario de los trabajadores del gobierno del
estado.
La Legislatura local aprobó este jueves la reforma a la
Ley Estatal del Servicio Civil y a la Ley del Servicio Público en la
Administración Pública Descentralizada, para basificar, se dijo, a unos siete
mil trabajadores.
En total, 29 legisladores locales, la mayoría del PRI, votaron
a favor de dichas reformas; a ellos, de acuerdo con el anuncio del gobernador
electo, se les promoverá un juicio político para inhabilitarlos hasta por diez
años en el servicio público, por los daños ocasionados a la administración
estatal con la citada medida.
La queja de Yunes Linares se enfoca al incremento
salarial de los funcionarios del gobierno estatal: un subdirector pasa de 34
mil pesos mensuales a 47 mil 300; el jefe de departamento deja de percibir 27
mil para cobrar 37 mil 400; en tanto que el jefe de oficina ya no tendrá 19 mil
800, sino 27 mil pesos. El analista cobra actualmente 17 mil y con las reformas
percibirá 24 mil; el técnico tiene 12 mil 382 y ahora cobrará 16 mil.
De acuerdo con la declaración del panista, el
aumento a 257 subdirectores, más de mil jefes de departamento, mil 275 jefes de
oficina, 3 mil 44 analistas, 12 mil técnicos y 6 mil 300 auxiliares, equivale a
un incremento en el gasto anual de mil 500 millones de pesos. Todo eso tendrá
que cubrir, por ley, el gobierno de un estado que se encuentra prácticamente en
quiebra. ¿De dónde?. @luisromero85
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